Que es la ansiedad

La ansiedad es una emoción normal de miedo antes situaciones externas o internas en las que el individuo se siente amenazado. El miedo nos prepara para reaccionar frente a un peligro enfrentándonos, huyendo o quedándonos paralizados.

La investigación científica ha identificado diversos genes que podrían estar vinculados a la ansiedad, como rasgo de personalidad. Estos genes están relacionados con funciones cerebrales específicas, como la regulación de neurotransmisores, que son sustancias químicas que transmiten señales en el cerebro.

Sin embargo, es importante resaltar que tener una predisposición genética no significa que una persona definitivamente desarrollará un trastorno de ansiedad, es decir que la ansiedad se vuelva patológica. Otros factores ambientales, como el estrés crónico, experiencias traumáticas y aprendizajes condicionados también juegan un papel crítico en la manifestación de la ansiedad como estado. Igualmente, factores protectores como un ambiente familiar estable y técnicas de manejo del estrés pueden mitigar el impacto de estos genes predisponentes.

Síntomas de la ansiedad

La ansiedad se manifiesta de diversas maneras, y puede variar considerablemente de persona a persona. Esto se debe a que la ansiedad no solo es un fenómeno psicológico, sino también fisiológico, y afecta varios aspectos de nuestro ser.

Para comprender mejor cómo se manifiesta la ansiedad, podemos dividirla en síntomas físicos, emocionales y comportamentales. Entre los síntomas físicos, es común experimentar taquicardia, sudoración excesiva, temblores, sensación de falta de aliento, dolor de estómago y fatiga. Estas respuestas son en gran parte debidas a la activación del sistema nervioso simpático, que prepara al cuerpo para enfrentar una amenaza percibida.

En el ámbito emocional, quienes sufren de ansiedad pueden sentirse constantemente nerviosos, con una sensación de que algo malo va a suceder. La dificultad para concentrarse y la irritabilidad son también comunes, así como un estado de alerta constante que dificulta la relajación.

Comportamentalmente, la ansiedad puede llevar a evitar situaciones que potencialmente la desencadenarían. Este mecanismo de evitación, aunque puede proporcionar un alivio temporal, a menudo perpetúa la ansiedad y puede conducir al desarrollo de trastornos más severos, como el trastorno de ansiedad generalizada o los trastornos fóbicos.

Es importante reconocer que la ansiedad tiene una función adaptativa y constituye una respuesta normal ante situaciones de estrés o peligro. No obstante, cuando se vuelve crónica o desproporcionada respecto a las circunstancias que la desencadenan, puede ser el momento de buscar ayuda profesional para aprender a manejarla efectivamente.

Como se trata la ansiedad patológica

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico de la ansiedad a menudo implica el uso de medicamentos ansiolíticos diseñados para aliviar los síntomas y ayudar a las personas a manejar su ansiedad de una manera más efectiva. Los tipos de medicamentos más comúnmente prescritos para tratar la ansiedad incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) y las benzodiazepinas.

Cada persona reacciona de manera diferente a los medicamentos, por lo que puede llevar algún tiempo encontrar el tratamiento adecuado. Es esencial que los pacientes trabajen en estrecha colaboración con su médico y reporten cualquier efecto secundario o preocupaciones relacionadas con su medicación.

Tratamiento Psicológico

El tratamiento psicológico de la ansiedad es un proceso terapéutico integral que involucra una variedad de técnicas y enfoques destinados a ayudar a los individuos a manejar y reducir sus síntomas de ansiedad. Este tipo de tratamiento suele ser llevado a cabo por psicólogos o terapeutas especializados en trastornos de ansiedad y puede variar en duración dependiendo de la severidad y particularidades del caso individual.

Las estrategias comúnmente empleadas durante el tratamiento incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC), que se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos; técnicas de relajación y mindfulness, que ayudan a la persona a focalizarse en el presente y disminuir la respuesta de estrés; y la exposición terapéutica, donde el paciente se enfrenta gradualmente a las situaciones que le generan ansiedad en un entorno controlado y seguro.

El objetivo del tratamiento psicológico de la ansiedad no es solo proporcionar técnicas de afrontamiento a corto plazo, sino también facilitar un cambio más profundo en la relación del individuo con sus pensamientos y emociones, lo que puede conducir a mejoras a largo plazo en su calidad de vida. Asimismo, se puede incluir el trabajo en la autoestima, la resolución de problemas y el desarrollo de habilidades sociales.

Hipnoterapia

La hipnosis puede ser útil como herramienta principal o complementaria en la terapia cognitivo-conductual.

El proceso de hipnoterapia para la ansiedad generalmente comienza con el terapeuta guiando al paciente hacia un estado de relajación profunda. En este estado, la mente se vuelve más abierta y receptiva a las sugerencias. El terapeuta utiliza esta receptividad para ayudar al paciente a explorar las causas subyacentes de su ansiedad y a trabajar en la construcción de formas más saludables de afrontarla.

Las sesiones de hipnosis pueden ayudar a reducir los síntomas agudos de ansiedad al promover la calma y la relajación. Además, pueden enseñar al paciente habilidades de autohipnosis que pueden aplicar fuera del entorno terapéutico para manejar el estrés y la ansiedad.

En resumen, la hipnosis ofrece una herramienta más en el arsenal de tratamientos para la ansiedad, proporcionando una vía alternativa o complementaria para aquellos que buscan un enfoque diferente para manejar sus síntomas.